El dolor de rodilla es un síntoma muy común que puede padecerse a todas las edades. Puede aparecer de forma repentina, tras una esfuerzo, la práctica de deporte intenso o por una pala postura, o manifestarse de manera progresiva, comenzando por un dolor de rodilla leve que se va intensificando con el paso del tiempo.
Causas del dolor de rodilla
En primer lugar, hemos de tener en cuenta que algunas características personales pueden hacernos propensos al dolor de rodilla, como por ejemplo el sobrepeso, ya que la rodilla es la articulación que regula el peso que llegará hasta el pie. Si es nuestro caso, lo primero que debemos plantearnos es seguir una dieta y realizar el ejercicio adecuado para acabar con nuestra propensión a padecer esta dolencia.
Adicionalmente, el dolor de rodilla forma parte del cuadro de síntomas de varias enfermedades, tales como la artritis, la gota, el quiste de Baker (inflamación y dolor de rodilla por presencia de líquido), la bursitis (debido a la presión sobre la rodilla por arrodillamientos prolongados o sobrecarga), el lupus (que provoca lesión en los tejidos conectivos), dislocación de la rótula, las lesiones de cadera, en las articulaciones y en la propia rodilla (problemas en los ligamentos, tendinitis), a enfermedad de Osgood-Schlatter, el desgaste del cartílago, las distensiones musculares y los esguinces. También los tumores óseos que afectan a esa zona.
Todas estas causas del dolor de rodilla son diversas, aunque con una sintomatología común, por lo que el tratamiento y la prevención serán sustancialmente distintos.
Prevención y remedios caseros contra el dolor de rodilla
Si el dolor de rodilla solo es incipiente, lo importante es evitar que el dolor de rodilla empeore, por lo que será fundamental el reposo y la evitación de tareas que impliquen cargar peso. En la medida de lo posible se realizará el reposo con la pierna en alto. Para dormir es muy aconsejable hacerlo con una almohada que separe ambas rodillas.
También es conveniente aplicar hielo de forma frecuente, para aliviar las posibles inflamaciones locales que estén provocando el dolor de rodilla. La aplicación de hielo debe realizarse varias veces al día (4 o 5); es importante no aplicar el hielo directamente sobre la rodilla, sino hacerlo a través de un paño o una toalla para no provocar quemaduras.Podemos practicar un vendaje compresivo o colocar una banda elástica que podemos comprar en la farmacia.
Si el dolor de rodilla es persistente y muy molesto, podemos tomar paracetamol o ibuprofeno, que además actuarán como antiinflamatorio.
Si el dolor de rodilla viene provocado por una sobrecarga, suele deberse a la falta de calentamiento o estiramiento adecuado antes y después de la actividad física.
Si nos gusta correr, es importante que evitemos hacerlo cuesta abajo. Si nuestro recorrido incluye inevitablemente la pendiente descendente, es conveniente que la realicemos andando y que continuemos corriendo después. Las superficies lisas y llanas son las mejores para este ejercicio.
Si tenemos los pies planos somos también propensos al dolor de rodilla; necesitaremos unas plantillas especiales para el ejercicio.
En general, la elección de calzado es fundamental, ya que la salud de nuestro aparato locomotor depende de esta base sobre la que soportamos el resto del peso y del movimiento, en el que nuestras rodillas son un factor clave, el cual se apoyo en este fuste primario. El calzado debe ser acolchado y cómodo.
La bicicleta y la natación son alternativas mucho más recomendables que la carrera, ya que no castigamos de la misma forma las articulaciones.
Otras formas de prevenir el dolor de rodilla son no pasar largos periodos de tiempo de pie y que, si lo hacemos, alternemos el peso de una pierna a la otra para no sobrecargar una pierna provocándole dolor en rodilla y articulaciones.